Abraham Moritz Warburg (1866-1929), más conocido
como Aby, provenía de una poderosa familia aristocrática judeo-alemana
de Hamburgo y fue heredero de una de las fortunas bancarias más grandes de la
Europa decimonónica. Siendo joven aún renunció a su derecho a la primogenitura
y a la dirección de los negocios familiares que pasaron a manos de Max, su
hermano menor.
De todas
formas, el legado económico de su familia le garantizó una vida señorial
dedicada tanto al estudio de la filosofía, el arte y las religiones, como a la
adquisición de libros; llegando a crear una deslumbrante biblioteca de sesenta
mil volúmenes sobre historia del arte y filosofía, que actualmente sobrevive en
Londres y continúa siendo consultada por grandes especialistas.
Aby reveló desde niño una personalidad
extravagante, caprichosa y agresiva,
llena de rituales, obsesiones y fobias; y fue objeto de diversos diagnósticos
psiquiátricos tales como esquizofrenia o estado maníaco-depresivo. No obstante,
en sus períodos de mayor compensación escribió muchos ensayos, realizó
múltiples viajes (llegando a vivir con los indios Navajo en los Estados Unidos)
y logró elaborar una interesante -aunque despareja- obra sobre la influencia de
la iconografía antigua en la cultura europea contemporánea. Su proyecto más
ambicioso fue el Atlas Mnemosyne, una colección
de imágenes con el que se propuso narrar la historia de la memoria cultural de
Europa.
En 1918, afectado
por la caída militar de Alemania, Aby desarrolló un intenso delirio
persecutorio, llegando a amenazar con un revolver a su familia para ofrecerles
una muerte piadosa que los eximiría de sufrimientos mayores, que él intuía
inminentes.
Reducido por la
fuerza, fue finalmente internado en la clínica psiquiátrica Bellevue, en
Kreuzlingen, Suiza, un famoso centro de recuperación dirigido por el doctor
Ludwig Binswanger, psiquiatra fundador de un enfoque psicoterapéutico
fenomenológico existencial, que fue discípulo y amigo de Freud.
Contemporáneo de
los primeros psicoanalistas, Ludwig Binswanger había logrado notoriedad
internacional por la riqueza y originalidad de sus informes clínicos y por su
modo de interpretar los casos.
Conocedor de la
obra de Warburg, con quien compartía muchos intereses, Binswanger lo aceptó con
agrado como paciente y documentó regularmente lo que sucedía a lo largo de la
intervención. Aunque Binswanger no tenía muchas esperanzas de lograr una
adecuada recuperación de Aby, ensayó una larga serie de erráticos intentos (que
no respondían a una estrategia definida sino más bien al ensayo y al error) que
culminaron en una exitosa reinserción productiva de su paciente a nivel
familiar y académico.
Al cabo de cinco
años de tratamientos con hidroterapia; de cuidados permanentes brindados por un
séquito de enfermeras y asistentes; de intervenciones directas e indirectas de
las figuras más eminentes del momento, tales como Emil Kraepelin, Sigmund
Freud, y Hans Berger (pionero del electroencefalograma); de conversaciones
cultas; e indicaciones farmacológicas de opiáceos y barbitúricos; Warburg
consiguió demostrar su nuevo equilibrio psíquico brindando una conferencia en
la propia clínica sobre los rituales con ofidios de los indios hopi. Disertación
basada en observaciones que él mismo había registrado en su viaje a EE.UU. en
1895. Esta exposición que luego se publicaría en 1939 bajo el título de “Conferencia
sobre el ritual de la serpiente” y que continúa siendo estudiado como un texto
extraño, lleno de ingeniosos apuntes y sugerencias, jalonó el fin de un proceso
y le brindo a Binswanger un renovado prestigio que atraería a nuevos pacientes con
importantes trastornos psíquicos como los bailarines Vaslav Nijinski y Mary Wigman.
Este libro
recientemente publicado recoge los apuntes de Binswanger a lo largo de la
internación; un ensayo sobre su modo de entender la clínica; además de una gran
cantidad de cartas y fragmentos autobiográficos escritos por Warburg en ese
período; y una selección del intercambio epistolar que mantuvieron ambos luego
del alta.
Quizás el valor más
significativo de esta compilación (dejando de lado a los posibles biógrafos de
ambos autores) sea el poder observar más de cerca el estado del discurso de la
psiquiatría en ese momento histórico.
Las cuidadosas anotaciones de Binswanger permiten una buena comprensión tanto
del arsenal terapéutico y farmacológico disponible en su época como de las
especulaciones científicas sobre la naturaleza de la enfermedad mental.
La curación infinita. Historia clínica de Aby
Warburg de Ludwig
Binswanger y Aby Warburg. Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires. 2007. 342
págs.
Juan E. Fernández
Romar
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