ESCRITOS SOBRE LOCURA Y CULTURA
de Daniel Gil, Ed. Trilce, Montevideo, 2007, 222 págs. (Publicado originalmente en Suplemento Cultural de El País en 2007)
El título puede inducir a error ya
que parece sugerir un nuevo abordaje sobre el vasto fenómeno de la
locura aunque en un sentido estricto sólo dos capítulos refieren
directamente a esta cuestión. En realidad se trata de una magnífica
compilación de trabajos sobre la subjetividad occidental, y más en
particular sobre los procesos de subjetivación que han tenido lugar
de este lado del planeta.
Mayoritariamente son versiones
actualizadas, corregidas y ampliadas de trabajos presentados hace más
de quince años en revistas o eventos científicos pero que reflejan
convenientemente la evolución ensayística de Daniel Gil, médico y
psicoanalista uruguayo, que respetando el núcleo de especificidad de
su saber ha devenido en un intelectual “todo-terreno”.
Seguir la deriva de su pensamiento
no es fácil debido a las múltiples digresiones que jalonan su
reflexión, incursionando con rigor en diversas disciplinas
(historia, antropología, sociología, filosofía, etc) y demostrando
una buena metabolización de todos esos aportes.
En última instancia, el lector se
resigna a no encontrar una tesis canónica y se abandona al disfrute
de los pies de páginas y de las ideas que se van subordinando entre
sí, generando una máquina de sugerencias que sigue funcionando
cuando se termina el texto.
Así, en medio de un complejo ensayo
sobre la violencia y el desamparo que empieza con un texto del
narrador y periodista Carlos Liscano, que continúa con análisis de
mitos asirio-babilónicos, y que transita por senderos esbozados por
Spinoza, Nietzsche, Foucault o Derrida, el lector puede informarse de
recientes investigaciones etológicas sobre los monos bonobos del
Congo y los burikis de Brasil, que desmienten la existencia universal
de un jefe de horda en la organización social de los primates, y que
demuestran el uso de la práctica sexual como una forma de atenuar la
agresividad y zanjar los conflictos.
De igual modo en “San Pablo: La
carne y el espíritu. Contribución a la historia del origen de la
conciencia moral en Occidente”, Daniel Gil discute con gran fineza
planteos de Alain Badiou y Slavoj Zizek (a quienes parece admirar y
de quienes no tiene nada que envidiar) sobre el proceso de gestación
de la subjetividad occidental y cristiana; revisando con sutileza el
pensamiento griego y la antigua antropología judía para detenerse
en la “revolución” paulina donde se formaliza el ideal cristiano
cuyos influjos aún vivimos.
En este trabajo
-el más sólido del libro en su andamiaje genealógico- ofrece
permanentes acotaciones al margen sobre el momento histórico
considerado, la etimología de términos hebreos, y los diversos
significados de la Cabala, entre otras innumerables observaciones que
el lector agradece por su valor explicativo o de consulta.
Estos nuevos escritos de Daniel Gil
invitan todo el tiempo al subrayado y al diálogo en borrador por las
entrelíneas del libro, ya que encierran ideas o documentos
provocativos, dignos de ser almacenados, como sucede con la
trascripción de una entrevista concedida por Marcola, jefe de la
banda carcelaria brasilera Primer Comando Capital, a un diario de ese
país.
Es notoria no sólo la dedicación
dispensada por Gil a todos los ensayos sino la revisión minuciosa
que solicitó a diversos especialistas. Actitud poco frecuente en
estas costas pero que se torna ostensible desde una primer lectura.
Aunque tales
cuidados y virtudes eran ya objetivables en libros anteriores (El
yo herido; Sigmund
Freud y el cinturón de castidad; o
¿Por qué me has abandonado?)
el enriquecimiento gradual de sus marcos teóricos de referencia y la
ampliación de su espectro de análisis, ubican a Daniel Gil como un
ensayista de peso internacional que merecería una distribución más
global de su obra.
Juan E. Fernández
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