jueves, 11 de febrero de 2016


ESCRITOS SOBRE LOCURA Y CULTURA de Daniel Gil, Ed. Trilce, Montevideo, 2007, 222 págs. (Publicado originalmente en Suplemento Cultural de El País en 2007)

El título puede inducir a error ya que parece sugerir un nuevo abordaje sobre el vasto fenómeno de la locura aunque en un sentido estricto sólo dos capítulos refieren directamente a esta cuestión. En realidad se trata de una magnífica compilación de trabajos sobre la subjetividad occidental, y más en particular sobre los procesos de subjetivación que han tenido lugar de este lado del planeta.
Mayoritariamente son versiones actualizadas, corregidas y ampliadas de trabajos presentados hace más de quince años en revistas o eventos científicos pero que reflejan convenientemente la evolución ensayística de Daniel Gil, médico y psicoanalista uruguayo, que respetando el núcleo de especificidad de su saber ha devenido en un intelectual “todo-terreno”.
Seguir la deriva de su pensamiento no es fácil debido a las múltiples digresiones que jalonan su reflexión, incursionando con rigor en diversas disciplinas (historia, antropología, sociología, filosofía, etc) y demostrando una buena metabolización de todos esos aportes.
En última instancia, el lector se resigna a no encontrar una tesis canónica y se abandona al disfrute de los pies de páginas y de las ideas que se van subordinando entre sí, generando una máquina de sugerencias que sigue funcionando cuando se termina el texto.
Así, en medio de un complejo ensayo sobre la violencia y el desamparo que empieza con un texto del narrador y periodista Carlos Liscano, que continúa con análisis de mitos asirio-babilónicos, y que transita por senderos esbozados por Spinoza, Nietzsche, Foucault o Derrida, el lector puede informarse de recientes investigaciones etológicas sobre los monos bonobos del Congo y los burikis de Brasil, que desmienten la existencia universal de un jefe de horda en la organización social de los primates, y que demuestran el uso de la práctica sexual como una forma de atenuar la agresividad y zanjar los conflictos.
De igual modo en “San Pablo: La carne y el espíritu. Contribución a la historia del origen de la conciencia moral en Occidente”, Daniel Gil discute con gran fineza planteos de Alain Badiou y Slavoj Zizek (a quienes parece admirar y de quienes no tiene nada que envidiar) sobre el proceso de gestación de la subjetividad occidental y cristiana; revisando con sutileza el pensamiento griego y la antigua antropología judía para detenerse en la “revolución” paulina donde se formaliza el ideal cristiano cuyos influjos aún vivimos.
En este trabajo -el más sólido del libro en su andamiaje genealógico- ofrece permanentes acotaciones al margen sobre el momento histórico considerado, la etimología de términos hebreos, y los diversos significados de la Cabala, entre otras innumerables observaciones que el lector agradece por su valor explicativo o de consulta.
Estos nuevos escritos de Daniel Gil invitan todo el tiempo al subrayado y al diálogo en borrador por las entrelíneas del libro, ya que encierran ideas o documentos provocativos, dignos de ser almacenados, como sucede con la trascripción de una entrevista concedida por Marcola, jefe de la banda carcelaria brasilera Primer Comando Capital, a un diario de ese país.
Es notoria no sólo la dedicación dispensada por Gil a todos los ensayos sino la revisión minuciosa que solicitó a diversos especialistas. Actitud poco frecuente en estas costas pero que se torna ostensible desde una primer lectura.
Aunque tales cuidados y virtudes eran ya objetivables en libros anteriores (El yo herido; Sigmund Freud y el cinturón de castidad; o ¿Por qué me has abandonado?) el enriquecimiento gradual de sus marcos teóricos de referencia y la ampliación de su espectro de análisis, ubican a Daniel Gil como un ensayista de peso internacional que merecería una distribución más global de su obra.


Juan E. Fernández

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