TRATADO
DE LA EFICACIA de
François Jullien, Ed. Perfíl, Buenos Aires, 1999, 223 págs. (Publicado originalmente en el año 2000 en el País Cultural).
Con cuarenta y ocho años de edad y casi una
década de trayectoria como autor destacado, Jullien pertenece a la última
promoción francesa de "pesos pesados" en filosofía. En la actualidad
profesor de Paris VII y Presidente del Collège
International de Philosofie. Pese a gozar de un gran prestigio en su país
aún no tiene un reconocimiento internacional notorio tal como sucede con varios
pensadores de la generación de sus maestros
como Jean Baudrillard o Pierre
Bourdieu y probablemente no lo obtenga nunca ya que su estilo es demasiado
académico y poco provocativo. No tiene la chispeante imaginación de Baudrillard
ni la contundencia de Bourdieu y revela una actitud mucho más reposado y
complaciente frente al estado de las cosas.
Jullien comparte numerosos intereses con la
generación de sus maestros preocupándose por las dimensiones éticas y políticas
de la vida cotidiana pero labra en otros campos. Su especialidad es la
sinología, es decir, el estudio de la lengua y la cultura china y ha intentado
tender numerosos puentes que permitan a un occidental contemporáneo entender
por qué los chinos son cómo son. Para Jullien "El Occidente activo siempre
soñó con su reposo en el Oriente." y para lograr ese sueño es necesario
reflexionar sobre las formas de actuar y sobre la noción de eficacia, uno de
los valores cardinales de las sociedades contemporáneas desarrolladas.
A lo largo de doscientas páginas Jullien se
pasea por cuestiones políticas, morales, y de estrategia bélica, en las que
contrasta a pensadores chinos de la antigüedad(principalmente siglos IV y III
A.C.) con sus pares occidentales de diferentes épocas (Aristóteles, Maquiavelo,
Clausewitz, etc.) para analizar comparativamente sus ideas acerca de la
eficacia.
Según Jullien en la cultura china se ha
gestado un concepto de la acción eficaz muy diferente de la occidental. En la
tradición occidental primero se acostumbra a elaborar un plan con proyección de
futuro que conduce a un fin predeterminado para luego definir el encadenamiento
de medios más adecuados para realizarlo. En la tradición china el enfoque es
otro. El estratega chino primero repara en las relaciones de fuerza en acción
para apoyarse en los factores favorables implícitos en la situación. Como las
circunstancias son a menudo imprevistas e incluso algunas veces pueden ser
inéditas la tradición china indica no trazar un plan de antemano sino
aprovecharse de las potencialidades inherentes a esa
correlación de fuerzas para sacar partido de lo que de una u otra forma va a
precipitarse. Por eso el estratega chino no planifica ni proyecta simplemente
sigue los acontecimientos, canalizándolos y potenciándolos, para reubicarse y
poner la escudilla debajo de donde el agua va a desbordar. Su estrategia
consiste en hacer evolucionar la situación para que el efecto precipite
progresivamente y sea apremiante.
Jullien hilvana diversas dimensiones
políticas, éticas, y estéticas de Oriente y Occidente mediante sus respectivas
nociones de causalidad y de acción eficaz, otorgándoles un carácter central en
el pensamiento y considerando que las mismas han marcado las posibilidades de
decir y conocer de un lado y otro del mundo.
La forma en que Jullien relaciona los
saberes y las prácticas, los discursos y sus formas de perturbar el mundo.
obliga inevitablemente a pensar en el
legado de Foucault, autor al que curiosamente no cita nunca.
Juan E. Fernández
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